Taller de Sexualidad y afectividad en personas con Deficiencia Mental
Orientado a los apoderados
Realizado el día 30 de Junio de 2010 por la Psicóloga de nuestro Colegio “Los Fresnos”, Sra. Nicole Joui.
Considero muy importante comenzar a tratar este tema sobre la base de que estamos educando a nuestros niños y jóvenes para el desarrollo de su autonomía y bienestar general. Nuestras energías deben estar orientadas a prepararlos para una vida lo más independiente posible, considerándoles personas en desarrollo, y no niños y niñas para toda la vida.
En este sentido, estamos partiendo de la base que la sobreprotección, lo único que facilitará es la dependencia y el estancamiento del desarrollo de nuestros hijos.
Afectividad y sexualidad:
La afectividad resulta fundamental para el adecuado desarrollo de los hijos, las relaciones vinculares que se establecen desde temprana edad con las figuras significativas resultan un modelo para las relaciones que se tendrán a futuro. Por esta razón, es de vital importancia que las familias sean conscientes de ello a la hora de relacionarse, ya que un aprendizaje normalizado y un sano desarrollo afectivo van a propinar en sus hijos un adecuado desarrollo sexual y afectivo futuro.
Consecuentes con el objetivo de hacer que nuestros niños desarrollen la mayor autonomía e independencia posible, en el área de la afectividad encontramos las habilidades emocionales, las cuáles deben ser fomentadas por los padres. Las emociones nos ayudan a movilizarnos en nuestro diario vivir y son inherentes a todos los seres humanos, sin embrago debemos enseñar a nuestros hijos a mirarse a sí mismos y expresar sus emociones de la forma más adecuada. Enseñar a identificar emociones, a controlarlas y a observarlas en otras personas, a través del desarrollo de la empatía, serán herramientas fundamentales que ayudarán a su adaptación y al desarrollo de su afectividad.
Las personas tenemos una serie de necesidades básicas, nos detendremos en tres de ellas que resultan fundamentales en esta temática:
1) Necesidad de sentirnos queridos y tener a alguien que querer
La falta de satisfacción de esta necesidad puede producir sentimientos de soledad
2) Necesidad de satisfacción erótica
La falta de satisfacción de esta necesidad puede producir diferentes grados de frustración sexual
3) Necesidad de sentirnos pertenecientes a una red social que nos acoja
La falta de satisfacción de esta necesidad puede producir sentimientos de exclusión y soledad
Estas necesidades son universales, se encuentran en cada ser humano, independiente de su capacidad intelectual. Así también, NO existe una sexualidad que sea diferente a los demás seres humanos; la capacidad sexual y afectiva de las personas con deficiencia intelectual no resulta esencialmente diferente a las personas con capacidades intelectuales normales, sus principales dificultades radican en las posibilidades de vivenciarla y expresarla adecuadamente en función de sus propias capacidades.
La sexualidad, según la organización mundial de la salud, es una fuente de placer, de salud, de bienestar y comunicación, que vivida satisfactoriamente, es también fuente de comprensión de los demás.
En síntesis, la sexualidad representa todo aquello que tiene que ver con el modo en que somos mujeres u hombres, relativo a la identidad de cada persona. Es el conjunto de relaciones que los individuos establecen entre sí y con el mundo.
Resulta importante aclarar ciertos mitos creados en torno a esta temática:
- Existe una única sexualidad: Las personas con déficit en la maduración intelectual no poseen una sexualidad exacerbada, ni tampoco son seres asexuados. Desarrollan su sexualidad biológica al igual que todas las personas, por lo que su autorrealización no puede darse sin la integración de su sexualidad.
- El concepto de sexualidad es pluridimensional: es un hecho biológico, psicológico y cultural. Comprende tanto el impulso sexual (biológico), como los diferentes aspectos de identidad corporal-personal (psicológico, sentirse hombre o mujer), de expectativas de rol social (cultural) y de relación con los demás.
En este sentido, resulta indispensable que el núcleo familiar y las redes ayudemos a asumir y comprender de manera positiva la sexualidad de nuestros niños con deficiencia mental desde pequeños, considerando que existen una serie de factores adicionales que es necesario manejar y tomar en cuenta, como podrían ser una baja autoestima, un débil control de los impulsos, una baja tolerancia a la frustración o una escasa compresión de ciertas situaciones ambientales. Todos estos factores pueden conducir a la búsqueda de la gratificación a través de las sensaciones placenteras, por lo que es importante que se encuentren preparados y educados en relación a los factores de riesgo y también acerca de aquello que es adecuado, de manera de evitar sentimientos de culpa, conductas ocultas o errores sin vuelta atrás.
La búsqueda de intimidad es una señal de desarrollo evolutivo, por lo que es fundamental estar atentos y respetar dichas señales, prestando atención a las necesidades y brindando apoyo cuando sea necesario. Es fundamental hacerlos concientes desde pequeños, y como a cualquier niño, sólo que con mayor énfasis, de que existen conductas públicas y conductas privadas, que con las públicas ha de tenerse cuidado de no ofender ni agredir y que hay otras que sólo deberán hacerse en privado, fomentando el respeto y el cuidado hacia los demás y hacia ellos mismos. Así, por ejemplo eructar, arrojar gases, rascarse los genitales, masturbarse, desnudarse, son conductas que sólo deberán hacerse en privado.
Con esto, los estaremos preparando para enfrentar de mejor manera y con más herramientas las demandas sexuales de la etapa adolescente.
La llegada de la pubertad, alrededor de los 12 años, resulta una etapa crítica en el desarrollo de todo ser humano. Sobrevienen una serie de cambios fisiológicos y psicológicos, que dan inicio a un proceso de cambio, en el que la sexualidad vivida individualmente, a través de sensaciones corporales placenteras, comienza a cambiar para ser proyectada hacia otras personas. Es aquí cuando la presencia de la familia y de las redes inmediatas es fundamental para guiar la conducta sexual.
Resulta de vital importancia conocer a nuestros hijos, respetar sus tiempos de desarrollo, facilitando la exploración de su cuerpo y del mundo que lo rodea. La importancia en este sentido de la privacidad que tienen en el baño, su rol en la familia, su sexualidad más allá de la genitalidad, la comunicación en torno a la prevención y el cuidado, pero también en torno a sus necesidades e inquietudes, son muy importantes a la hora de fomentar un desarrollo sexual y afectivo sano en nuestros hijos. Es fundamental tomar en cuenta las necesidades específicas de cada niño y abarcar no sólo la información biológica, sino la información y formación acerca de actitudes, sentimientos, comportamientos, actitudes y valores de vida.
Una recomendación es no inducir a un comportamiento sexual explícito, si la persona con discapacidad intelectual no lo ha descubierto por sí mismo. Debemos ser muy respetuosos con su intimidad sexual y canalizarla cuidadosamente.
Con todo, en el desarrollo de nuestros hijos debemos procurar:
- Estimular la máxima independencia personal posible.
- Generar Confianza
- No infantilizar a mi hijo con su capacidad intelectual de por vida
- Evitar la sobreprotección en los diferentes ambientes en los que se desenvuelve
- Habilitar a mi hijo/a con su discapacidad cognitiva (No será capaz de hacer algunas cosas pero sí podrá hacer otras con bastante éxito. Podemos enumerar una serie de cosas que mi hijo si es capaz de hacer y que son fundamentales para la vida de cualquier ser humano)
- Mirar a mi hijo, con sus capacidades y sus limitaciones, conocer sus necesidades y respetar sus tiempos.